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De la serie monstruos mitológicos: | |||
San Cucufate | |||
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Nombre Científico | Sanctus Cuco Facto Joputiensis | ||
Hábitat | Madrid, Barakaldo y Sarria | ||
Organización | Vaticano | ||
Actividad | Seducir jovencitas en edad de merecer | ||
Dieta | Pan y agua traídos por un páharro | ||
Inteligencia | -5 + TD6 | ||
Aparición | Antes de la I Guerra Mundial | ||
Número aproximado | NS/NC | ||
Armadura | Hecha a base de acero Valyrio | ||
Ataques | cuando era joven muchos, a las muchachas sobre todo | ||
Moral | Heterodoxa-Cristiana | ||
Notas | Que no se acerque mucho a tu hija |
San Cucufate es un gran santo cristiano.
San Cucufate nació un día de diciembre en Polisacárido del Monte, pueblo de la Serranía de Cuenca conocido por la afición de sus gentes a la pesca del atún con almadraba. De pequeño dio muestras de gran devoción: siempre contenía sus vómitos en presencia del Santísimo y una vez le salió una verruga en el prepucio con la cara de San Temístocles el Estilita.
Al cumplir los 16 entró en el seminario de Torrelodones para cursar estudios de ingeniería social y antropofagia. Allí conoció a su mentor, Fray Energúmeno II de Somalia y Terras de l'Ebre. Juntos vivieron miles de aventuras a lo largo y ancho del propio seminario, pero sería absurdo y desagradable el tratar de glosarlas aquí. La fe del joven Cucufate parecía a toda prueba, más hete aquí que habría de aparecérsele el mismísimo Satanás vestido de monja agropecuaria para tentarle con sus malas artes. A lo largo de 47 minutos sometió al pobre Cucufate a todo tipo de actividades metrosexuales como depilación de cejas, blanqueado de dientes y exfoliación facial. Cucufate pasa la prueba, pero quienes le conocieron dicen que no volvió a ser el mismo.
Reforzado en su fe, se dirige a la atea y pantagruélica ciudad de Benidorm, donde se dedica a increpar a voz en grito a los sodomitas que pululan por las calles. Cucufate es detenido por escandalo público y tocar los cojones y condenado a ser comido vivo por las fieras del circo Raluy. Desgraciadamente las fieras habían sido abatidas días antes por un cazador furtivo y hubo de ser la hija del domador, bastante voraz ella, la que devorase al aprendiz de santo. Sin embargo, Cucufate está algo correoso de resultas de sus andanzas y la joven se ve incapaz de acabárselo. Su padre el domador monta en cólera y le guarda los sagrados restos para la merienda, y si no para la cena. Medio comido, a falta de una pierna y gran parte del cerebro, Cucufate huye de la nevera en la que estaba recluido y se dirige al Tíbet con intención de convertir al Dalai Lama y al Yeti.
Arrastrándose sobre sus muñones, atraviesa el Himalaya y erige una ermita dedicada a Santa Rita en lo alto del K2, que aún hoy sirve de refugio a los alpinistas. Finalmente, logra dar con el Abominable Hombre de las Nieves y se instala en su guarida para convertirle al catolicismo a base de rezar rosarios. El yeti aguanta una semana como puede pero finalmente agarra lo que queda del misionero y lo descuartiza.
San Cucufate fue canonizado por el santo padre Vladimir Ilich Ulianov Lenin en 1987. Se recomienda su intervención en asuntos monetarios y audiovisuales, siendo especialmente milagroso si se le ofrendan alcachofas y atún en escabeche.
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